martes, 5 de enero de 2016

Cuaderno de Bitácora.



A esta tormenta también le voy a poner su nombre.

El timón aún tiene muescas de la última vez.



Mis manos añoran
 ser timón de aguas intransitables,
 como su cintura.



Ella decía que andábamos perdidos,
 Pero yo sabía que solo yo andaba a la deriva.



Dejad al mar lo que es del mar.
 Y a ella, dejadla ser brisa marinera.
Dejadla ser el viento
entre los recovecos de una cala.



Quiero que me enseñes a ser mar,
le decía a susurros en su pecho.
Con el sabor 
e su erizada piel
ardiendo en mis labios.



Cae la tempestad sobre la goleta,
que evita encallar en cada ausencia.
Muerde feroz el viento las velas

e incluso amenaza con llevárselas.



Dejad al mar lo que es del mar.
Y a ella, dejadla ser brisa marinera
Dejadla ser el viento
entre los recovecos de una cala.



Vuelve y haz que amaine la tormenta.
Que cuando no eres huracán
eres el viento de levante.



No te dejes llevar si no es conmigo...



Aquella infinidad del mar,
dibujada en una despedida.

La marea no se ha cansado
de volver a ver si has vuelto.
Que arrogante es un adiós si no hay beso.



Dejad al mar lo que es del mar.
Y a ella, dejadla ser brisa marinera.
Dejadla ser el viento
entre los recovecos de una cala.



Verte marchar es como mirar
desde un acantilado
los restos de otro naufragio.


Al final será como enseñar la herida
después de una batalla.
Sobrevivir.
A ti.




2 comentarios:

  1. El mar es un torbellino de sentimientos cuyas olas, la mayoría de las veces, no podemos controlar.
    Un saludo y pásate cuando quieras :3

    ResponderEliminar